Agua turbia en la piscina, ¿cómo solucionarlo?

¿Has pospuesto ese baño que tanto te apetece en tu piscina porque el agua ha tomado un aspecto turbio y un tono verdoso? La situación es más común de lo que pueda parecer, y su solución puede ser más sencilla de lo que piensas. Acabar con el agua turbia de tu piscina implica hacer una evaluación y mejora de la limpieza y mantenimiento.

Identifica el origen del problema

Existen diversos factores que pueden estar ocasionando ese color verdoso en el agua. Desde la presencia excesiva de agentes externos, como insectos, hojas y polvo, hasta la alteración de los valores que debe tener el agua.

Algunas de las causas más comunes son un desequilibrio en los niveles de pH, exceso de alcalinidad, falta de cloro, o puede que se trate de un problema de filtrado: cuando el filtro no se mantiene activo la cantidad de horas necesarias o cuenta con un fallo o suciedad que le impide realizar correctamente su trabajo.

Analiza los niveles de pH en el agua

El pH indica el grado de acidez o de alcalinidad. Cuando se encuentra por debajo de los valores recomendados, significa presencia de acidez en el agua. Mientras que si está por encima, cuenta con una alcalinidad elevada.

Los niveles óptimos de pH van de 7,2 a 7,6. Este valor se debe medir y equilibrar antes que cualquier otro. Las sustancias que usemos en la piscina no solucionarán la situación si el pH no se encuentra estable.

Evalúa la dureza del agua

Cuando se habla de dureza del agua, se hace referencia a que los niveles de calcio y magnesio son muy elevados. Además de enturbiar el agua, también pueden generar sequedad en la piel y el pelo de los bañistas si no es controlada.

Los niveles sugeridos de dureza van de 150 a 250 ppm (partes por millón).

Falta de cloro

Cuando no se agrega la cantidad de cloro adecuada o no se distribuye de forma uniforme, se promueve la aparición de algas o bacterias y como consecuencia, progresivamente el agua va perdiendo esa transparencia que la hace tan apetecible para bañistas.

El exceso de cloro también puede generar inconvenientes, como problemas respiratorios, o irritaciones en la piel y en los ojos. De ahí, la importancia de contar con los valores adecuados y de evitar baños cuando se está agregando el producto a la piscina, o inmediatamente después de hacerlo.

El nivel de cloro total óptimo es de 1,5 ppm, y no debe superar 2ppm. Se deben cuidar los valores especialmente frente a condiciones climáticas peculiares. Por ejemplo, en tiempos de lluvia, en zonas de mucho viento o en días de calor extremo.

Problemas de filtrado

El sistema de filtrado de una piscina es el encargado de retirar las impurezas para asegurarse de que el agua que circula se encuentra limpia. Al ser una de las piezas más importantes en el mantenimiento de la piscina, también requiere de gran cuidado.

Es necesario dejarlo trabajar durante las horas requeridas, que dependerán de la temporada, la cantidad de uso que se la da y el número de personas que disfrutan del baño. Lo recomendado es que esté en funcionamiento entre 8 y 12 horas diarias. Pero en épocas donde no está siendo tan utilizada, el tiempo puede variar entre 6 y 8 horas.

El filtro también debe limpiarse para extraer el polvo y residuos que quedan en él después de cada ciclo. Si no lo hacemos, todas esas impurezas terminarán bloqueándolo e impidiendo que realice correctamente su trabajo.

Para poder conseguir el agua limpia y cristalina que estamos buscando, lo más importante es identificar cuál es la causa del problema. De lo contrario, estaremos limpiando sin obtener los resultados deseados o incluso utilizando productos que no son los adecuados.

Una vez alcanzado el objetivo, no te olvides de hacer el mantenimiento correcto con frecuencia. Ahorrará gastos e inconvenientes a largo plazo y tu piscina estará lista para ser usada cuando quieras darte un baño.

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